13 - Flexibilidad
Un hombre es joven en proporción a su
flexibilidad. Observad a un niño pequeño. Es tan suave, tierno y flexible. A
medida que se envejece, todo se vuelve tenso, duro, inflexible. Pero un hombre
puede permanecer absolutamente Joven hasta el momento mismo de su muerte si no
pierde la flexibilidad.
Cuando sois felices, os
expandís. Cuando tenéis miedo, os encogéis, os escondéis en vuestro caparazón,
porque si salís puede haber peligro. Os encogéis en todos los aspectos: en el
amor, en las relaciones, en la meditación, en todo. Os convertís en una tortuga
y os encogéis por dentro. Si continuamente se permanece en el temor, tal como
viven muchas personas, con el tiempo se pierde la elasticidad de la energía.
Entonces os convertís en una charca de agua estancada. Dejáis de fluir, dejáis
de ser un río. Os sentís cada vez más muertos.
Pero el miedo tiene un uso
natural. Cuando la casa está en llamas, tenéis que escapar. No intentéis no
sentir miedo o seréis unos tontos. Deberíais mantener asimismo la capacidad de
encogimiento, porque hay momentos en que es necesario detener el flujo.
Deberíais ser capaces de salir y de entrar, de salir y de entrar. Eso es
flexibilidad: expansión, encogimiento, expansión, encogimiento. Es como
respirar. La gente que tiene mucho miedo no respira profundamente, porque
incluso esa expansión proporciona miedo. Su pecho se encoge; tendrá un pecho
hundido.
Intentad encontrar maneras de
hacer que vuestra energía se mueva. A veces incluso la ira es buena. Al menos
hace que vuestra energía se mueva. Si tenéis que elegir entre el miedo y la
ira, elegid esta última. Pero no paséis al otro extremo. La expansión es buena,
pero no deberíais volveros adictos a ella. Lo que de verdad debéis recordar es
la flexibilidad: la capacidad de moveros de un extremo al otro.
Osho
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