Jamás pienses que no tienes
nada que ofrecer. Tienes una inmensidad que dar, y comprobarás que cuanto menos
lo pienses, mejor resultará. Cuanto más pienses y vivas para los demás y puedas
olvidar el yo completamente en el servicio a otros, sin un solo pensamiento
respecto a lo que puedas obtener de la vida, más feliz serás. Nunca des con una
mano y quites con la otra. Cuando des algo, sea lo que sea, ofrécelo sin que
quede ni rastro de apego, para que pueda usarse de un modo completamente libre.
Cuando des, que tu donación sea hecha con abundancia, con libertad y de todo
corazón, y después olvídate de ella. Ese principio se extiende a los regalos a
todos los niveles, materiales o espirituales, tangibles o intangibles. Sé
siempre generosa en tu donación, y jamás temas sufrir pérdida alguna, pues si lo haces, eso no es
dar de verdad. Con la donación verdadera, no carecerás de nada.
La Voz Interior Eileen Caddy
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