222. Alimento
Cuando nace un niño, su primer amor y su primer alimento son lo mismo: la madre. De
modo que existe una
profunda asociación entre el alimento
y el amor; de hecho, el alimento
va primero y luego lo sigue el amor.
El primer día el niño no puede comprender el amor. Entiende el lenguaje de la comida,
el lenguaje natural y primitivo
de todos los animales.
El niño nace con hambre; necesita
comida de inmediato. El amor no será necesario
hasta mucho después... no se trata de una emergencia. Uno puede vivir sin amor durante toda la vida, pero no sin alimentos... ahí radica el problema.
Poco a poco también siente que siempre que la madre está cariñosa le ofrece
el pecho de una manera diferente. Cuando no está cariñosa,
sino enfadada o triste,
le brinda el pecho con mucha renuencia, o ni siquiera se lo da. De modo que el niño cobra conciencia de que siempre que la madre está cariñosa,
siempre que el alimento está disponible, también lo está el amor. Esto reside
en el inconsciente.
Cuando os falta una vida de amor, coméis más... es un sustituto. Y con la comida las cosas son sencillas, porque la comida está muerta. Podéis
seguir comiendo
todo lo que queráis... la comida no os puede decir que no. Con el alimento
uno sigue siendo el amo. Pero en el amor uno
ya no lo es.
Así que os digo, olvidaos de la comida, seguid
comiendo tanto como queráis. Pero empezad
una vida de amor, y de inmediato veréis que ya no coméis tanto. ¿Lo habéis notado? Si sois felices, no coméis tanto. La gente cree que cuando es feliz come demasiado, pero no son más que tonterías. Una persona
feliz se siente tan realizada
que no percibe ningún espacio dentro. Un hombre infeliz no deja de tragar
comida.
Osho - DÍA A DÍA,
365 meditaciones para el aquí y el ahora.
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