213. Confusión feliz
La claridad es de la mente. La felicidad es
de la totalidad. Todo lo que está vivo siempre es confuso. Solo las cosas
muertas están claras i, no son confusas.
No busquéis la claridad, de lo
contrario empezaréis a aferraros a vuestra desdicha, porque esta es muy clara.
Id a ver a un médico si tenéis alguna enfermedad que él pueda diagnosticar de
un modo preciso. Os puede diagnosticar si tenéis cáncer, o esto o aquello; mil
y una enfermedades. Pero si estáis sanos, no tiene nada que diagnosticar. De
hecho, la ciencia médica no tiene nada con lo que definir qué es la salud. En
el mejor de los casos, puede decir que no estáis enfermos, pero no puede
mostrarse muy definitiva acerca de lo que es la salud. No se puede clasificar.
La felicidad es más grande que
la salud. La salud es la felicidad del cuerpo, la felicidad es la salud del
alma.
Así que no os molestéis con la
claridad. ¿Qué tienes que ver tú con la claridad? Aquí no estamos centrados en
la aritmética. Solo los tontos hacen eso. Olvidaos por completo de la claridad.
La confusión es caótica, desde luego... aterradora... pero la aventura y el
desafío están ahí. Aceptad el desafío y lanzaos de cabeza. No le prestéis mucha
atención a la confusión.
Centraos más en la felicidad y
olvidaos de la confusión, porque esta se hallará presente. Cuando entréis en un
nuevo territorio que nunca antes habéis probado, vuestros viejos patrones
estarán confusos. Escuchad a la felicidad; dejad que esta sea el indicador.
Dejad que eso decida vuestra dirección y avanzad hacia allí.
Osho - DÍA A DÍA,
365 meditaciones para el aquí y el ahora.
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