338. Soledad
04.12
Todo
lo que es hermoso ha sucedido siempre en soledad; nada ha sucedido en una
multitud. Nada del más allá ha pasado excepto cuando uno se encuentra en
absoluta soledad.
La mente extravertida ha creado un
condicionamiento por todas partes que ha arraigado mucho y que consiste en:
cuando estáis solos os sentís mal. Que os dice: moveos, conoced gente, porque
toda la felicidad es con personas. Y eso no es verdad. La felicidad que surge
con las personas es muy superficial, y la felicidad que acontece cuando se está
solo es tremendamente profunda. Así que regocijaos en ella.
Cuando suceda, disfrutadla. Cantad algo, bailad
algo, o permaneced sentados simplemente en silencio de cara a la pared y a la
espera de que suceda algo. Convertidlo en una espera y no tardaréis en conocer
una cualidad diferente. No es tristeza en absoluto. Una vez que hayáis
saboreado el mismo núcleo de la soledad, toda relación es superficial. Ni
siquiera el amor puede alcanzar la profundidad de la soledad, porque incluso en
el amor el otro está presente, y la misma presencia del otro os mantiene más
cerca de la circunferencia, de la periferia.
Cuando no hay nadie, ni siquiera un pensamiento de
nadie y os encontráis realmente solos, empezáis a hundiros, os ahogáis en
vosotros mismos. No tengáis miedo. Al comienzo ese ahogo parecerá la muerte
y os envolverá la tristeza, porque siempre habéis
conocido la felicidad con la gente, en las relaciones.
Aguardad un poco. Dejad que el hundimiento sea más
profundo, y veréis que surgen un silencio y una quietud que poseen una danza...
un movimiento quieto dentro. Nada se mueve, pero todo posee una tremenda
velocidad... está vacío, pero lleno. Las paradojas se encuentran y las
contradicciones se disuelven.
Osho -
DÍA A DÍA, 365 meditaciones para el aquí y el ahora.
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