69. Control
La vida está más allá de vuestro control.
Podéis disfrutarla, pero no controlarla. Podéis vivirla, pero no controlarla.
Podéis bailarla, pero no controlarla.
Por lo general, decimos que
respiramos, y eso no es verdad... la vida nos respira a nosotros. Pero no dejamos
de pensar en nosotros mismos como hacedores, y eso crea el problema. En cuanto
os volvéis controlados, demasiado controlados, no permitís que la vida os
acontezca. Tenéis demasiadas condiciones y la vida no puede realizar ninguna.
La vida os sucede únicamente
cuando la aceptáis de manera incondicional; cuando estáis dispuestos a darle la
bienvenida sin importar la forma en que aparezca y que adopte. Pero una persona
que tiene demasiado control siempre le pide a la vida que llegue de una forma
determinada, cumpliendo ciertas condiciones... y la vida ni se molesta; pasa de
largo junto a esa gente, que permanece casi muerta, vegetando.
Cuanto antes rompáis el
confinamiento del control, mejor, porque todo control procede de la mente. Y
vosotros sois más grandes que la mente. De modo que una pequeña parte intenta
dominar, dictar. La vida sigue moviéndose y os deja atrás, y entonces os
frustráis. La lógica de la mente es tal que os dice: «Mirad, no lo
controlasteis bien, por eso lo perdisteis, así que controlad más».
La verdad es justo lo opuesto:
las personas se pierden cosas porque controlan demasiado. Sed como un río
salvaje, y mucho, mucho de lo que ni siquiera sois capaces de soñar, de
imaginar, de esperar, os estará disponible a la vuelta de la esquina. Pero
abrid la mano; no sigáis llevando la vida de un puño, porque esa es la vida del
control. Llevad la vida de una mano abierta. Tenéis disponible todo el cielo,
no os conforméis con menos.
Osho