¿Ahora qué?


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Mientras hacéis algo -tallar, pintar, esculpir-, estáis enfrascados en ello. Es vuestro gozo, vuestra meditación. Pero al terminar, naturalmente regresáis a la mente y esta os empieza a preguntar: «¿Qué sentido tiene?».
Se dice de Gibbon que cuando terminó su historia del mundo lloró. Le había requerido treinta años de trabajo; día y noche, año sí y otro también, trabajando sin cesar. Cada día dormía cuatro horas y trabajaba veinte. Al concluirlo, lloró. Su esposa no podía creerlo, ni tampoco sus discípulos.
«¿Por qué lloras?», le preguntaron. Todo el mundo estaba feliz por la finalización de la obra, el registro más grande de la historia estaba acabado. Pero él lloraba. «¿Ahora qué haré?
¡Estoy acabado!» Y murió a los tres años; no le quedaba nada más que hacer. Siempre había sido un hombre joven; el día en que terminó su trabajo, se hizo viejo. Le sucede a cada creador: un pintor se halla tan apasionadamente absorto en su cuadro que cuando lo termina, de pronto siente un vacío y se pregunta: «¿Ahora qué? ¿Por qué lo hice?». Se necesita una gran percepción para ver que el gozo de la pintura radica en la propia pintura. No hay un resultado... el fin y los medios no están separados.
Si estáis disfrutando de algo determinado, ahí radica su esencia; no pidáis nada más.
¿Qué más necesitáis? La consecución está en el mismo proceso. Habéis crecido a través de él, esa es la consecución. Os habéis hecho más profundos en él; esa es la consecución. Os habéis acercado al centro de vuestro ser, ese es el logro. Si sois conscientes, la sensación  de inutilidad desaparecerá.
DÍA A DÍA,  365 meditaciones para el aquí y el ahora.   Osho

Junio 26


Una vez que un polluelo ha salido de su cascarón o una mariposa de su crisálida, ya no hay vuelta atrás, sino un continuo abrirse a lo nuevo. Que la apertura sea para ti un proceso de día en día, de hora en hora, y de minuto en minuto. Siente la emoción y la expectación ante todo lo que está sucediendo. Jamás hay un momento de aburrimiento en esta vida cuando estás muy despierta, como de puntillas, siempre está sucediendo algo. Permite que suceda, y no intentes detener su progreso; antes bien, anda a su compás. Te digo, todo lo que se despliega será para lo mejor y para el crecimiento y el beneficio de todos.
Encuentra ese ritmo perfecto en la vida y ofrécele lo mejor de ti. Fluye con él, no en su contra, porque sólo de ese modo encontrarás paz de corazón y mente; y cuando estás en paz en el interior, estás abierta y preparada para que lo nuevo se manifieste.
La Voz Interior  Eileen Caddy

13 dic - Sta Filomena