145. Prisiones
El hombre
es una tremenda libertad sin límite para su ser: Todos los límites son falsos.
Por eso solo en el amor el hombre se torna sano y pleno, porque el amor elimina
todos los límites, todas las etiquetas; no os encierra en categorías. Os
acepta, sin importar quiénes seáis.
Nadie está realmente enfermo. De hecho, es la sociedad la que está
enferma, los individuos son víctimas. La sociedad necesita terapia, los
individuos simplemente necesitan amor. La sociedad es la paciente y necesita
hospitalización.
Los individuos sufren porque no se puede capturar a la sociedad;
permanece invisible. Al intentar atraparla, se encuentra a un individuo al que
luego se hace responsable... cuando él simplemente está sufriendo, es una
víctima. Necesita comprensión, no terapia; necesita amor, no terapia. La
sociedad no le ha dado comprensión, no le ha dado amor. La sociedad le ha dado
camisas de fuerza, prisiones. La sociedad lo ha forzado a meterse en un
casillero, en una categoría, lo ha etiquetado: este es él, esta es su
identidad.
El hombre es libertad y carece de identidad. No se lo puede etiquetar -y
esa es su belleza y su gloria-, no se puede decir quién es. Siempre está en
desarrollo. Cuando hayáis aseverado que es esto, se habrá movido. En cada
momento está decidiendo qué ser: o ser o no ser. En cada momento hay una
decisión nueva, una liberación nueva de vida. Un pecador puede ser un santo en
un momento, y un santo puede convertirse en un pecador en un momento. El que
tiene mala salud puede volverse sano y al revés en un momento. Un simple cambio
de decisión, un simple cambio de percepción, de visión, y todo cambia.
Osho