129. Interpretación
Pensar no
es otra cosa que un hábito de interpretación. Cuando pensar desaparece, el lago
queda silencioso, en calma y sereno. Entonces no hay más olas ni ondas... nada
se distorsiona, la luna se refleja a la perfección.
Pensar es como ondas en un lago, y, debido a las ondas, el reflejo no
puede ser verdadero; la luna se ve reflejada, pero las ondas la distorsionan.
Dios está reflejado en todos, nosotros lo reflejamos, pero tenemos la mente tan
llena de pensamientos, de oscilaciones, de nubes, que cualquier cosa que
llegamos a ver ya no es lo mismo; no es aquello que es. La mente ha impuesto
sus propios pensamientos sobre ello, lo ha interpretado, y toda interpretación
es una distorsión. La realidad no necesita interpretación; solo necesita que la
reflejen. No tiene sentido interpretarla, ya que el intérprete no termina de
entenderlo.
Si veis una rosa, está ahí: no hay necesidad de interpretarla, de
diseccionarla, no hay necesidad de conocer su significado. Ella es su propio
significado. No es una metáfora, no representa ninguna otra cosa.
¡Sencillamente está ahí! Es realidad, no se trata de un símbolo. Un símbolo
necesita ser interpretado, un sueño necesita ser interpretado. De modo que el
psicoanálisis acierta, porque lo que hace es interpretar los sueños, pero los
filósofos se equivocan, porque no dejan de interpretar la realidad. Un sueño es
simbólico, representa otra cosa. Una interpretación puede ser de utilidad para
averiguar qué representa. Pero una rosa es una rosa; se representa a sí misma.
No indica ninguna otra cosa, no es una flecha hacia otra cosa; es evidente por
sí misma.
Osho