ORACIÓN
Señor, tú sabes mejor que yo,
que estoy envejeciendo y un día seré vieja.
Libérame de las ansias de
querer arreglar la vida de los demás.
Que sea pensativa, pero no
taciturna, solícita, pero no mandona.
Con el vasto acopio de
sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla  toda, pero tú sabes, Señor, que quiero que me
queden algunos amigos al  final.
Mantén mi mente libre de la
recitación de infinitos detalles.
Dame las alas para ir derecho
al grano.
Sella mis labios para que no
hable de mis achaques  y dolores.
Ellos van en aumento con el
pasar de los años, como también mi  gusto
por recitarlos.
Pido la gracia de poder
escuchar con paciencia el  relato de los
males  ajenos.
Enséñame la gloriosa lección de
que a veces es posible que esté 
equivocada.
Mantén en mí una razonable
dulzura.
No quiero ser santa.
Es difícil convivir con
algunas de ellas; pero una vieja amargada es: una de las obras supremas del
diablo.
Ayúdame a extraer de la vida toda
la diversión posible.
Nos rodean tantas cosas
divertidas, que no quiero perderme ninguna. 
Amén.
de la página de Graciela Moreschi