232. Pies
Sentid más y más en los pies.
A veces simplemente erguíos sobre la tierra y sentid su frescura, su suavidad,
su calor. Sentid
aquello que la tierra esté preparada para danos en ese momento y dejad que fluya a través de vosotros.
Y permitid que vuestra
energía fluya hacia la tierra. Estad conectados con ella.
Como mucho,
la gente respira hasta el ombligo,
pero no más allá, de manera que la mitad del cuerpo está casi paralizado, y, debido a ello, lo mismo le sucede a la mitad de la vida. Entonces
muchas cosas se vuelven
imposibles, porque el tronco inferior del cuerpo es como una raíz. Las piernas
son las raíces que os conectan con la tierra. De modo que las personas
cuelgan como fantasmas,
desconectadas de la tierra.
Uno ha de regresar
a los pies.
Lao Tse solía decirle
a sus discípulos: «A menos que empecéis a respirar
desde la planta de los pies, no sois mis discípulos». Respirar
desde la planta de los pies... y tiene toda la razón.
Cuanto más ahondéis, más profunda
será vuestra respiración. Es casi cierto
que el límite de vuestro ser es el límite de vuestra
respiración. Cuando el límite se incrementa y llega hasta vuestros
pies, a la respiración le sucede lo mismo -no en un sentido
fisiológico, sino psicológico-, y entonces habréis
reclamado la totalidad de vuestro cuerpo.
Por primera vez estáis enteros, de una pieza, juntos.
Osho - DÍA A DÍA,
365 meditaciones para el aquí y el ahora.