Jueves, 4 de enero de 2018
Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO
JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 54.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO
MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN
Segundo Mensaje
Y verán venir al Hijo de Dios con la victoriosa Cruz de
Emmanuel, iluminando los cuatro puntos de la Tierra, a todas las razas y a
todos los pueblos, para que triunfe nuevamente el Amor Misericordioso de Mi
Corazón y se abran las puertas a la reconciliación de las almas con el Universo
y la vida.
Esta victoriosa Cruz de Emmanuel anunciará un nuevo
tiempo para el planeta y su humanidad.
Dichosos serán aquellos que la veneren con la humildad
del corazón, porque en el próximo tiempo serán reconocidos como Hijos de Dios.
Dichosos serán los que creen en Su poder, porque serán
congregados a los pies de la Cruz de Emmanuel para ser bendecidos y colmados
por el Espíritu Santo.
Y finalmente, compañeros, por la poderosa Cruz de
Emmanuel, toda adversidad y mal serán vencidos y, en la unidad con el Padre,
sus corazones florecerán en el amor y en la fe.
Cuando vean venir al Hijo de Dios con la victoriosa Cruz
de Emmanuel, será la señal de que se aproxima el último tiempo, será el momento
en el que sus corazones deberán estar preparados para recibir lo que tanto
esperaban.
Esta Cruz viene a cerrar todo lo que es incierto y a
abrir la Fuente del Amor para los corazones.
La Cruz de Emmanuel trae el espíritu de la redención para
las almas y para todos los espíritus caídos. Ella tiene la potestad de traer la
liberación para el mundo y la redención para las naciones, porque en ella se
guardan los códigos de los sagrados méritos de la Pasión de su Señor.
En la Sagrada Cruz de Emmanuel se guarda la experiencia
vivida por Cristo en la Tierra, el incalculable valor de Sus padecimientos, de
todos Sus sufrimientos y de todas Sus agonías por la conversión y la redención
de los espíritus caídos en este planeta; y también por Su preciosísima Sangre
derramada durante Su Pasión y hasta Su Muerte en la Cruz.
La victoriosa Cruz de Emmanuel guarda, en esencia, hasta
el último momento en que su Maestro y Señor expiró en la Cruz entregando Su
Espíritu al Padre para que al tercer día lo resucitara.
Bienaventurado será quien contemple con humildad la
victoriosa Cruz de Emmanuel y quien le pida algo al Padre por alguna
consciencia que está perdida o caída, porque al tercer día el Padre lo
escuchará y responderá a su súplica.
Esta poderosa Cruz de Emmanuel es el símbolo para los
mundos visibles e invisibles, para el plano espiritual, mental y material.
En ella, el Padre ha dejado los méritos que Su amado Hijo
alcanzó desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión a los Cielos, hasta antes de
salir de este planeta y elevarse al Universo.
La sagrada y poderosa Cruz de Emmanuel trae la alianza y
la unión de las almas con Dios, con Su Divino Proyecto, con Su Divina Idea, con
Su Divino Pensamiento y con el propósito que cada ser y criatura de esta
humanidad debe manifestar en el fin de estos tiempos.
Ella es el símbolo azul que vence a las tinieblas.
No hay espíritu o consciencia que se pueda resistir a la
victoriosa Cruz de Emmanuel y a los méritos que ella guarda, méritos alcanzados
por Cristo durante Su pasaje en la Tierra.
La victoriosa Cruz de Emmanuel es el símbolo de unión del
Universo Espiritual con el Universo Material, de la Fuente del Padre con la
esencia de Sus criaturas en todo este Universo y en otros.
Su Hijo Amado y los santos ángeles del Cielo se postran
ante la victoriosa Cruz de Emmanuel, porque ella vence al enemigo, derrota a
los impíos, purifica a los injustos y redime a los que están perdidos.
Abran sus corazones a este gran momento del descenso de
la Poderosa Luz de Emmanuel para que las almas abandonen sus desiertos internos
y todas sus agonías, para que los espíritus de esta Tierra se reenciendan por
la Poderosa Luz de Emmanuel que viene al encuentro del espíritu de sus hijos
para colmarlos con sus Dones y con todas sus Gracias.
Cuando vivan algún obstáculo o alguna dificultad,
póstrense ante la poderosa y victoriosa Cruz de Emmanuel y contémplenla,
encendida y brillante, y vean cómo ella penetra en los espacios y los planos,
llenándolos de Luz y de Misericordia, y así, sus penas se disolverán.
¡Poderoso Padre del Universo, Amado y Resplandeciente
Emmanuel!
Tu Hijo, hoy ofrece el símbolo para la redención de las
almas y de todo este planeta.
Tu Hijo coloca en Tu Altar celestial la poderosa Cruz de
Emmanuel para que, por todos los sacrificios, padecimientos y sufrimientos
vividos por Tu Amado Hijo, todas Tus Gracias y Misericordias retornen a las
almas a fin de que se disuelva la esencia del mal y brille en los corazones Tu
Divina y Gloriosa Esperanza.
¡Oh, gloriosa Cruz de Emmanuel que llegas al mundo para
socorrer a las almas, que desciendes en Gloria para encender a los
corazones, que vienes al auxilio de los no redimidos!
¡Oh, Santo Padre!
Que Tu poderosa Cruz Azul haga cumplir en las almas Tu
Propósito para que el mal sea disuelto y la alegría regrese a los corazones
limpios, y así vivamos en la comunión con Tu Espíritu y Tu Divinidad.
Hoy los ilumino con la poderosa Cruz de Emmanuel para que
todo sea transformado y transmutado.
Verán brillar en los Centros Marianos el Espíritu del
Padre que, siendo imperceptible y silencioso, llega al mundo para reunir a los
rebaños de Dios y llevarlos al encuentro del Retorno de Cristo.
El Cielo les entrega un símbolo más de redención y de
misericordia.
Que la Cruz sea el impulso para el retorno a sus orígenes
y, en esencia, a su principio.
Así podrán vivir el Plan como lo ha diseñado Dios en Su
Corazón Misericordioso.
No teman, el sufrimiento del mundo terminará, pero aún la
humanidad deberá aprender lo que no aprendió.
Mi Corazón y Mi Vida les entregan la poderosa y
victoriosa Cruz de Emmanuel para que ilumine los caminos de los discípulos de
Cristo, de los pueblos de Dios, de los servidores del Plan durante el tiempo de
la gran tribulación.
Cuando Yo ya no esté entre ustedes ni siquiera aquí,
tendrán de qué servirse: de la poderosa Cruz de Emmanuel, y recordarán a cada
momento el Sacrificio del Hijo de Dios y todos los méritos que Él alcanzó por
Su dolorosa Pasión.
Que el Espíritu del Padre descienda a los Centros
Sagrados y que las almas escuchen en su interior la Voz y el Eco de Dios, para
que caminen al encuentro de la victoriosa Cruz de Emmanuel que será el portal
de unión con el Universo y las estrellas.
¡Oh Santo Propósito de Emmanuel, hazte visible a las
almas del mundo!
Que las cadenas de la perdición se rompan, que los
corazones se liberen y que las almas encuentren la comunión con Tu Espíritu.
Después de dos mil dieciocho años, su Maestro y Señor
desciende en Aurora, con la poderosa y victoriosa Cruz de Emmanuel para
iluminar los espacios visibles e invisibles, para dar la Gracia de la redención
y de la cura a todos los espíritus caídos.
Y junto a Sus Ángeles del Cielo, el Maestro canta Aleluya
porque se cumple, en el fin del ciclo, Su esperado Retorno a la humanidad bajo
la Gloria y el Poder de Emmanuel.
Que en esta Maratón las almas puedan revivir su
compromiso con lo Alto y no con lo bajo.
Que las almas puedan volver a despertar a la esencia de
su propósito para cumplir con la Voluntad del Padre y así responder a Su
llamado en el fin de este tiempo.
Vengo aquí trayendo entre Mis Manos la poderosa y
victoriosa Cruz de Emmanuel para que las puertas se cierren y el Reino de Dios
descienda, a fin de transfigurar los corazones y las vidas de todas las
personas.
¡Amado Padre Emmanuel, Soplo del Espíritu Poderoso
de Dios, Esencia inextinguible e irrefutable, Poderoso código de redención y de
liberación cósmica!
Reconstruye, en esta raza, Tus sagrados Principios, para
que bajo la poderosa Luz Azul de Tu Consciencia Divina las almas alcen vuelo en
dirección a Tu Fuente y así, se fundan en Tu Corazón Glorioso y Vivo.
Así como la Cruz poderosa y victoriosa de Emmanuel, les
entrego el Sacramento de la Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre para que
vuelvan a vivificar su compromiso con el Padre y Su sagrado Plan.
Como hace más de dos mil dieciocho años, vuelvo a
decirles que coman porque este es Mi Cuerpo, que ha sido entregado por los
injustos y los traidores para la redención de todas las almas y de todos los
pecadores, a fin de que algún día despierten a la Verdad que es el Amor y la
Unidad con el Padre.
De la misma forma les digo que beban porque esta es Mi
Sangre de la Nueva Alianza, que viene para purificarlos y santificarlos en
comunión con la humildad y con la verdad.
Reciban este Sacramento en nombre de Emmanuel, para que
no solo el Universo cumpla el Divino Propósito, sino que todas las almas, todos
los pueblos y todas las razas despierten en estos tiempos a la redención y a la
cura.
Así, Yo los dejo con la Bendición de Emmanuel
preparándolos para el día de la consagración de Su victoriosa y poderosa Cruz,
en el que muchos más espíritus, dispersos por este planeta, se rendirán cuando
la Cruz sea encendida y se una al Padre, y el Padre se una a Sus hijos.
Los bendigo, y ofrezcan este Encuentro de oración por los
que ya no están aquí y por los que han cerrado su corazón a la Verdad por
miedo, por temor o por disociación.
Que una pequeña partícula de la Sagrada Luz de Emmanuel
llegue a esas almas para que el Plan se reconstruya, así como Dios lo ha
pensado.
Llevando en Mi Mano la Poderosa Cruz de Emmanuel,
encendida y resplandeciente, trayendo el Cielo a la Tierra, trayendo a Dios
hacia Aurora, los preparo para estos días de reconfirmación y de vivencia del
Amor Crístico.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.