Miércoles, 3 de enero de 2018
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mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 54.ª MARATÓN DE LA
DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL
VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN
Primer
Mensaje
Mi
Silencio también habla por Dios, y revelo en esta noche Mis Cinco principales
Llagas para derramar Mi Sangre sobre los justos, sobre los que perseveran y
hacen digno Mi Nombre mientras algunos de los Míos calzan sus sandalias para
seguir sus propios caminos y apartarse de Mí.
Hoy
ofrezco Mi Agonía por los que aún están aquí, y a Mi lado.
Y
si han confiado hasta ahora en Mí, solo les puedo decir, compañeros, que algún
día Me encontrarán, y en ese día recordarán que todo lo que he dicho no ha sido
en vano.
No
sufran por los que se derrotan a sí mismos.
Amen
por los que no aman, tengan caridad por los que no sirven y sean
misericordiosos por los que ultrajan Mi Sagrado Corazón.
Todo
lo que les he dado a los Míos, algún día retornará al Padre, y nada se desperdiciará.
Por
eso, quien no sabe cuidar de Mis Tesoros debe pedirme ayuda sincera y abierta
para que Yo pueda interceder; mientras eso no suceda, no habrá cómo convertir
lo impuro en puro, no habrá cómo transformar lo que es resistente en flexible.
Todo
forma parte de una Ley, y si el mundo sale de la Ley para vivir su propia
voluntad, sufrirá la Ley, porque la Ley está para generar justicia, igualdad y
soberanía.
Nadie
puede transgredir las Leyes de Mi Padre como si nada hubiera sucedido.
Tengo
el permiso de perdonar y de absolver, pero no tengo el permiso para permitir
injusticias ni rebeldías.
Porque
quien no ha sido digno de llevar Mis Tesoros, ¿a dónde irá a parar?, ¿quién lo
irá a conducir?, ¿y cómo sobrevivirá?
La
energía divina que Yo derramo nunca es desperdiciada, ni tampoco usada en vano.
Los
hombres creen que lo saben todo y se ríen, tal vez, de Mis Palabras o de Mis
Pedidos, pero recuerden, compañeros Míos, que todo lo que Yo les digo de tiempo
en tiempo ya fue pensado por Dios.
Gran
parte de la humanidad no acepta vivir Mi Voluntad porque sabe que su propia
voluntad deberá morir algún día, y ese será el gran momento de dar el gran paso
en el amor y en la evolución.
Hoy
no vine a dedicar este mensaje por los que han sido injustos o rebeldes.
Hoy
vine aquí para estar con ustedes y con los que sin comprender absolutamente
nada viven Mi Llamado y confían ciegamente.
Si
Judas una vez Me traicionó, ¿acaso los hombres no podrían traicionarme por
segunda vez?
La
historia se vuelve a repetir y es doloroso poder verlo.
Nadie
puede ocultarse a esa verdad. Yo solo les pido que aprendan a morir para sí
para que sus enemigos internos no los condenen, así como algunos ya fueron
condenados antes de entrar a la vida eterna, quedándose sin ella.
Pero
nada quedará sin resolverse, compañeros, porque, así como Soy un Dios de
Misericordia, Soy un Dios de Justicia. Y la Justicia de Dios está llena del
Amor del Padre; pero ella no puede ser juzgada, ni tampoco tentada, por ninguna
criatura de este planeta.
Hoy
llevo sobre Mi Cabeza la Corona de Espinas para representar, en este día, la
flagelación que vivo por los ingratos y por los soberbios de corazón.
Si
Mi Amor aún no pudo llegar a ellos, enséñenles a todos, hijos Míos, que pueden
llegar a Mi Amor antes de que sea demasiado tarde para que las almas se
arrepientan.
Hoy
vengo como el Dios de la Justicia y de la Soberanía, sin dejar de derramar Mi
Divina Misericordia.
Para
que Yo los pueda renovar deben morir para sí mismos, y eso se consigue con la
obediencia y la confianza que muchos hoy no quieren vivir; por eso sufren, por
eso se perturban y no encuentran salida.
Pero
aquellos a los que Yo les he dado todo porque los he escogido, algún día
deberán dar cuenta al Padre Celestial.
Les
repito, compañeros, la energía celestial no se desperdicia ni tampoco se
ultraja.
Quiero
que reparen Mi Corazón por los que mienten, por los que se distancian de Mí y
Me rechazan, por los que son ignorantes y están ciegos, por los que no creen en
el amor del corazón ni en la regeneración de la vida, por los que Me dan las
espaldas, por los que Me hacen sufrir y Me avergüenzan calzando sus sandalias
para abandonarme.
Pero
hoy les digo que todo esto Yo ya lo sabía, desde el Huerto Getsemaní hasta la
Cruz.
Judas
Me entregó para que Yo pudiera amar al mundo en su condición más mortal y
humana.
Hoy
revivo Mi Iglesia Celestial en los que son bienaventurados, en los que hacen
honor a Mi Nombre y a Mi Evangelio, viviéndolo todos los días, a pesar de las
imperfecciones y de las dudas.
Hoy
quisiera que brotara de sus corazones un amor incondicional capaz de superar
todas las pruebas, todas las indiferencias y todos los obstáculos.
No
deseo que sean mejores que los demás, sino más humildes que los que son
humildes y no lo saben.
Dios
derrama Su Gracia para los que son más miserables, por eso Yo escojo a los más
imperfectos para poder servirme y realizar Mi Obra, al punto de que Mi
Presencia y Mi Corazón forjan la liberación de las resistencias y de todo lo
que es arcaico.
Cuando
les llegue ese momento, compañeros, no desistan, y repitan cuántas veces sea
necesario: “Jesús, yo confío en Ti”.
Así,
una puerta inexplicable de liberación se abrirá, sus corazones serán aliviados
y ya no existirá temor porque habrán confiado en el Nombre del Señor.
Yo
vengo aquí para celebrar este reencuentro con Aurora y dejar atrás a los que
profanaron Mi Nombre y lo ensuciaron con sus ejemplos y sus palabras.
Yo
vengo aquí, a Aurora, a dar honor a Mi Padre, Emmanuel, para que Él vuelva a descender
con Su Rayo de Liberación y de Cura en todas las almas que participen en la
bendición de la Cruz Azul.
Vendré
especialmente a bendecirla el día 5, en la noche, cuando ya hayan orado durante
todo el día a Mi Corazón Misericordioso.
Y
he llamado a siete Ángeles Regentes para que depositen en la Santa Cruz los
siete poderes de la Redención para las almas:
Primero,
el arrepentimiento.
Segundo,
la introspección.
Tercero,
el perdón.
Cuarto,
la cura interior.
Quinto,
la reconciliación.
Sexto,
la transformación interior.
Séptimo,
la transfiguración interior.
Esos
siete poderes descenderán sobre la Cruz Azul cuando ella sea contemplada como
la Victoria de Emmanuel sobre la Tierra y para volver a consagrar los Centros
Marianos al Plan del Creador.
Emmanuel
vendrá para ver la unión y la congregación de Sus hijos durante ese día, y así,
concederá una expiación al Uruguay y al Cono Sur.
Y
aquellos que se postren ante la Cruz serán perdonados, porque el Padre que está
en los Cielos espera el gran amor de Sus hijos, la gran confianza de Sus
criaturas, la reparación de todos los pecadores.
Alegren
sus corazones porque un nuevo ciclo comenzará bajo el estandarte universal de
la Cruz de Emmanuel.
Bienaventurados
serán los que crean en Su Poder, porque vencerán los asedios y el adversario
perderá a millones de almas que ha conquistado, porque la Santa Cruz, una vez
iluminada, llamará a las esencias, en Aurora y en los demás Centros Marianos en
donde se eleve la Cruz de Nuestro Padre eterno.
Infelices
serán los que hoy no están aquí para este gran acontecimiento, porque si tan
solo hubieran confiado, sus amarras se hubieran liberado y sus deudas hubieran
sido perdonadas.
La
Confianza de Dios se conquista con el amor del corazón y no con la mente.
La
mente es un medio para llevar adelante el Plan de Dios, pero no para dirigirlo
ni para concretarlo.
Si
el amor no está en sus corazones no pueden vivir el Plan de Dios; no lo
intenten, porque fracasarán como algunos fracasaron.
Los
que calzaron sus sandalias y se alejaron de Mí están escritos en la última hoja
de Mi Libro Sagrado; no quedará piedra sobre piedra, eso ya no es una teoría.
¡Que
se arrepientan las almas antes del tiempo de la gran tribulación!
¡Ay
de aquellos que Me dieron las espaldas!, porque recordarán vivamente todo lo
que ya no tienen, porque han perdido el estado de Gracia y han salido de la
guía de Mi Mano.
Pero
confíen, porque todo será encaminado, y los que ya no podrán estar aquí,
estarán en otras moradas para aprender a amar desde el principio.
Los
que Me han negado conocerán el Don del Temor de Dios, y cuando ese Don
descienda, en poco tiempo todo estará consumado.
Celebren
por los que están vivos de corazón y oren por los que están muertos de
espíritu.
El
legado que Yo les doy a los que he llamado no se puede desperdiciar ni alterar.
Mientras
tanto, aférrense a la Cruz Azul de Emmanuel, porque así no solo Me ayudarán a
cargar con el mundo y con la humanidad, sino que sus corazones y vidas se
elevarán en unión al Padre por las alas que ella expresa.
Que
esta Maratón sea dedicada como una entrega mayor por los que Me ofendieron, por
los que Me hieren, por los que ensucian Mi Nombre.
Y
con todas sus oraciones y súplicas podré decirle al Padre, así como lo dije en
la Cruz antes de expirar:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Perdónalos, Padre, porque no Te viven ni Te sienten; porque no Te llaman
ni Te suplican con humillación y renuncia.
Perdónalos, Padre, y colócalos en Tu Reino para que, algún día, sean Tus
dignos hijos. Amén”.
Mientras
Mis Llagas duelen por los clavos de los ingratos, Mi Corazón se alivia con el
llanto de los justos.
Y
así, todo se recrea, todo se transforma, y las almas participan de la comunión
con Mi Espíritu.
Que
en esta Maratón se reviva el compromiso de Mis soldados con Mi Sagrado Corazón;
que sus cabezas, pies y manos, sean lavados y purificados por el Agua de la
Vida para que rebrote en sus corazones la donación incondicional de sí, y el
servicio a los semejantes y a los Reinos de este planeta.
Padre
de la Humildad y del Amor, Señor de la Misericordia y de la Justicia, Yo Te
ofrezco este Sacramento en nombre de los que aún Me siguen y persisten, para
que por medio de Tu Gracia y de Tu Sabiduría, Mis ejércitos, Mis soldados y Mis
compañeros cumplan el porvenir de una nueva y fraterna humanidad.
Que
así sea. Amén.
Como
todas las veces en las que Me encuentro con ustedes para que Me revivan, Me
sientan y escuchen la vibración y el poder de Mi mensaje, en este espíritu de
reparación y de consolación deseo escuchar una canción para que Mis Llagas de
los Pies, de las Manos y de Mi Costado se cierren y Yo también, como aprendiz
de la Obra del Creador, pueda revivir lo que una vez el Padre Me mostró en el
Huerto Getsemaní cuando las generaciones futuras, cuando todos Mis seguidores,
harían digno Mi Proyecto en este planeta.
“Cristo eres Tú”. (Canción solicitada por nuestro Señor).
Ese
es Mi pedido para sus Cristos internos y para los que hoy no están aquí, entre
nosotros.
Yo
los bendigo y los preparo para una Maratón de interiorización y de
reconfirmación de votos, para que le hagan saber al mundo que existe una Cruz
Azul que desciende como Proyecto a la Tierra para salvar a las almas más
perdidas.
Bienaventurados
los que lloran, porque serán consolados.
Bienaventurados
los que persisten, porque serán fortalecidos.
Bienaventurados
los que confían, porque tendrán sabiduría.
Bienaventurados
los que aman, porque conocerán el Reino de Dios.
Amén.
En
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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