En ciertos lugares del mundo, existen playas que, después
de que baja la marea, quedan cubiertas por millones de estrellitas de mar,
totalmente indefensas, ya que todavía no han desarrollado su caparazón.
Su delicada piel no soporta el calor del sol y terminan
muriendo.
Un día, caminando por la playa, reparé en un niño que se
agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo
mismo una y otra vez…
Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que el niño
recogía a las frágiles estrellitas de mar y una a una las arrojaba de nuevo al
mar.
Intrigado, le pregunté por qué estaba haciendo eso y me
respondió:
–Estoy devolviendo estas estrellitas de mar al agua. Como
ves, la marea es baja y si no las arrojo rápido, morirán aquí deshidratadas.
-Entiendo, le dije, pero debe haber millones de
estrellitas de mar sobre la playa y nunca podrías devolverlas a todas. ¡Son
demasiadas! Quizás no te hayas dado cuenta de que esto mismo sucede
probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa, ¿Acaso no estás
haciendo algo que no tiene sentido?
El niño sonrió, se inclinó, tomó una estrellita de mar y
mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió:
-Para ésta sí tuvo sentido… para ésta... y para ésta
también...
El hombre sonrió, se inclinó, tomó una estrella de mar,
la arrojó al agua, mientras decía: y para ésta… y ésta… y ésta...
Otras personas que estaban observando y escuchando lo que
sucedía, tomaron la misma actitud. En un momento eran cientos. Se podía
escuchar desde lejos como un coro que decía: Y ésta… y ésta…
Cada acto de amor que hagamos a nuestros seres queridos,
amigos, compañeros de trabajo, conocidos o no, es una estrellita que devuelves
al mar…
Sé que en este mundo complicado y materialista, un solo
gesto de ternura y solidaridad tal vez no alcance, pero si nos sumamos como en
la playa, lograremos que millones de almas en éste mundo puedan tener una
esperanza de vida y vivir en paz en las quietas y plácidas aguas de Dios.
¡¡Por favor ayúdame, hay tantas, que si estoy yo sólo,
será imposible!!
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Autor desconocido