61. Monólogo
Es muy difícil ser religioso, porque debéis
ser al mismo tiempo el experimentado y el experimentador, el experimento y el
científico. No hay separación interior. Estáis interpretando un monólogo.
En un drama corriente, hay
muchos actores y los papeles están divididos. En un monólogo, estáis solos.
Vosotros debéis interpretar todos los papeles.
Un monje zen solía llamar
todas las mañanas en voz alta: «Bokuju, ¿dónde estás?». Era su propio nombre
(risa). Y él mismo respondería: «¿Sí, señor? Estoy, aquí».
Luego diría: «Bokuju,
recuerda, recibes otro día. ¡Sé consciente y alerta y no seas tonto!». Entonces
respondería: «Sí, señor, me esforzaré». ¡Y allí no había nadie más!
Sus discípulos empezaron a
pensar que se había vuelto loco o algo por el estilo. Pero lo que hacía era
interpretar un monólogo. Y así es la situación interior. Vosotros habláis y
vosotros escucháis, ordenáis y obedecéis. Es difícil, porque los papeles
tienden a mezclarse, a superponerse. Resulta muy fácil cuando otros son los
conducidos y vosotros sois los líderes. Si los papeles se dividen, las cosas
resultan nítidas. Nada se superpone; vosotros tenéis que acabar vuestro papel y
él terminar el suyo. Es fácil; la situación es arbitraria.
Cuando sois ambas personas, la
situación es natural, no arbitraria, y, desde luego, más complicada. Pero poco
a poco aprenderéis.
Osho