Mensajes diarios
MENSAJE PARA LA
APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE
FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS
Oren cuando la noche parezca caer
sobre el cielo de la Tierra.
Oren cuando las dificultades sean grandes
y los desafíos parezcan imposibles, porque así, hijos Míos, la Gracia de Dios
siempre vendrá en su auxilio.
Oren para que el mundo reciba la cura
que tanto necesita, y que ni las guerras ni el caos, hagan debilitar la fe de
sus corazones.
Oren cuando la oscuridad se aproxime,
cuando la soledad parezca infinita y el vacío se apropie de su mundo interior,
y perseveren.
De la perseverancia de sus corazones
nacerán los méritos para una nueva vida.
De la cura de sus almas nacerán los
méritos para la cura del planeta.
Del sol encendido en sus corazones, a
pesar de las dificultades, nacerán los méritos para que Aurora vuelva a
amanecer en el cielo de la Tierra y en el interior de los seres.
De la fortaleza de sus corazones
nacerán los méritos para que los débiles de espíritu puedan volver a erguirse.
En lo invisible de sus corazones
construyo el triunfo universal de Dios.
En el silencio de sus vidas les
enseño a imitar Mis Pasos y a transformar la Tierra, en el anonimato de una
victoria celestial.
Para que el mundo conozca la Gracia
de la vida superior, perseveren y tengan fe en lo invisible.
Lo que hoy es un misterio, un día les
será palpable. Pero, antes que tocarlo, deben creer, sentir y vivir bajo la
Gracia de aquello que no se ve.
Tengan fe y fortalezcan la fe en sus
corazones.
La confianza los liberará de las
dudas y sabrán reconocer en el propio interior los portales de la nueva vida,
porque ya serán parte de ella.
Construyan ahora, dentro de ustedes,
lo que los tornará guías de la nueva humanidad, pues, sabiendo superarse a sí
mismos y a las dificultades de estos tiempos es que podrán guiar a otros.
Es confiando en lo que hoy les es
invisible que podrán guiar a los seres hacia el camino de su redención, aun
cuando no hubiera luz sobre el mundo; porque ustedes, hijos, no dependerán de
la luz de la Tierra, sino de la luz que ilumina el propio interior.
Oren delante de la duda, oren delante
del error, oren delante de las tentaciones, oren delante de la indiferencia,
oren cuando se sientan separados y distantes unos de los otros y, más que esto,
oren, oren mucho cuando se sientan distantes de Dios.
Hoy Yo les digo, hijos Míos, que un
gran misterio se aproxima a sus vidas.
El planeta está ante el parto del
nuevo hombre, que será doloroso, pero también está ante una luz que desconocen
a pesar de que ella estuvo aquí desde el principio.
Oren para reconocer la verdad, oren
para que la verdad pueda estar delante de sus ojos y, aunque ella sea invisible,
que la puedan ver.
Los rayos de la Aurora que nacen en
el interior de la Tierra ya iluminan una parte del planeta y aquellos que se
abran a sus rayos y a su luz jamás estarán en la oscuridad de este mundo.
Oren, hijos Míos, y sientan que Yo
Soy parte de esta Nueva Aurora que, así como nace en la Tierra también nace en
el Cielo, en lo profundo del Infinito e ilumina todos los espacios,
renovándolos con el bálsamo de la Luz de Dios.
Oren para saber confiar, oren para
despertar la fe y no se dejen engañar u oscurecer, no se dejen enfriar por esta
noche que viven en la Tierra.
Que los rayos de la Nueva Aurora
enciendan sus corazones y les revelen un nuevo camino en donde el Cielo y la
Tierra se unen, en donde aquella luz, que se encendió en lo profundo de la
Tierra, encuentra parte de sí misma en el Infinito. Y en este misterio el
Creador les revela que la misma Aurora nace en el Cielo y en la Tierra, y allí
está Mi Inmaculado Corazón.
Oren para que más que comprender lo
que les digo, puedan vivirlo.
Yo los bendigo, hoy y siempre.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
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