¿Puedes decir de verdad que amas a tus semejantes, que te interesas por
ellos, que los aprecias y los reconoces como tu familia?
¿O tan sólo los toleras y te supone un auténtico esfuerzo estar codo a
codo con ellos? No puedes decir que Me amas si no amas a tus semejantes, pues
las relaciones están tan estrechamente entrelazadas que es imposible amar a una
persona sin amar a la otra. ¿Te dedicas a escoger y seleccionar a quién vas a
amar y a quiénes sientes que no podrías hacerlo? No debería haber discriminación
en el amor, pues el amor divino abraza a todos por igual. Considera a todas las
personas hechas a Mi imagen y semejanza, independientemente del color, raza,
sexo, credo o religión. Tendrás que alcanzar el punto en el que veas y
comprendas la unidad de toda la vida, en el que conozcas el auténtico significado
de la familia de todos los seres humanos, y Me reconozcas como la fuente de
todo.
Eileen Caddy (la Voz Interior)
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