22. La fragilidad del amor
No penséis que el amor es eterno. Es muy
frágil. Es tan frágil como una rosa. Por la mañana está ahí, y por la noche se
ha ido. Cualquier cosa pequeña puede destruirlo.
De hecho, cuanto más elevada
es una cosa, más frágil es. Ha de ser protegida. Una piedra permanecerá, pero
una flor desaparecerá. Si arrojáis una piedra contra una flor, la primera no
saldrá dañada, pero la segunda será destruida.
El amor es muy frágil y
delicado. Hay que ir con mucho cuidado con él. Se puede causar tanto daño como
para que la otra persona se cierre y se ponga a la defensiva. Así es como nos
cerramos. Si lucháis demasiado, el otro comenzará a escapar de vosotros; se
tornará más y más frío, más y más cerrado, para no volver a ser vulnerable a
vuestro ataque. Entonces lo atacaréis más porque os resistiréis a esa frialdad.
Se puede convertir en un círculo vicioso. Y así es como se separan los amantes.
Se alejan el uno del otro y creen que el otro es el responsable, que el otro
los ha traicionado.
De hecho, tal como yo lo veo,
ningún amante ha traicionado alguna vez a nadie. Es solo la ignorancia la que mata
el amor, nadie lo traiciona. Los dos querían estar juntos, pero, de algún modo,
ambos eran ignorantes. Su ignorancia les jugó malas pasadas que se
multiplicaron.
Osho
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