4 - Un Lugar De Ecos
El mundo es un lugar de ecos si arrojamos
ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos
El amor no debería ser
exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la
tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha
desdicha y gran sufrimiento. El amor no debería ser condicional, no habría que
esperar nada de él. Él mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o
resultado. Repito, si tiene algún motivo ulterior, vuestro amor no puede
convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado a ese motivo; el motivo se
convierte en su definición, en su límite. El amor sin motivo carece de límites:
es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón.
Y que no haya deseo de
conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan lugar; acontecen,
y multiplicados por mil, porque aquello que le damos al mundo, nos vuelve
rebotado a nosotros. El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo
que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un
fenómeno natural, no hace falta pensar en ello. Se puede confiar: acontece por
su cuenta. Esta es la ley del karma: se recoge aquello que se siembra; lo que
se da es lo que se recibe. Así que no hay, necesidad de pensar en ello, es algo
automático. Odiad, y os odiarán. Amad, y os amarán.
Osho
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