85. Rivalidad entre hermanos
Una madre podría amar más a un niño y menos
al otro. Hay favoritos, porque la madre también es humana. No podéis esperar
que ame de forma absolutamente igual; no es posible.
Los niños son muy perspicaces.
De inmediato son capaces de ver que alguien es más o menos querido, y que la
pretensión de la madre de amarlos por igual es falsa. Entonces surge un
conflicto, una lucha y una ambición interna.
Cada niño es diferente.
Alguien tiene mucho talento, otro no. Alguien tiene talento para la música,
otro no. Alguien tiene talento para las matemáticas, otro no. Alguien es
físicamente más hermoso que el otro o uno posee un determinado encanto de
personalidad que al otro le falta. Entonces surgen más y más problemas, y se
nos enseña a ser amables, nunca a ser sinceros.
Si a los niños se les enseñara
a ser sinceros, lo combatirían luchando, y luchando lo eliminarían. Estarían
enfadados, se pelearían y se dirían cosas duras, y entonces habrían terminado,
porque los niños se desprenden de las cosas con suma facilidad. Si están
enfadados, estarán airados, encendidos, casi volcánicos, pero al siguiente
instante se toman de la mano y todo queda olvidado. Son muy sencillos, pero no
se les permite esa sencillez. Se les dice que sean amables, a cualquier precio.
Se les prohíbe estar enfadados con el otro: «Es tu hermana, es tu hermano.
¿Cómo puedes estar enfadado?».
Esas iras, esos celos y esas
mil y una heridas se van acumulando. Pero si podéis enfrentaros con ira o celos
verdaderos y podéis permitiros el expresarlos... inmediatamente después, siguiendo
su estela, surgirá un amor y compasión profundos. Y eso será lo auténtico.
Osho
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