Acompañar se trata de estar presente para el dolor de
otra persona; no de hacer que su dolor desaparezca.
Acompañar se trata de ir al desierto del alma con otro
ser humano; no de creer que somos responsables de encontrar la salida.
Acompañar se trata de honrar el espíritu; no de enfocarse
en el intelecto.
Acompañar se trata de escuchar con el corazón; no de
analizar con la cabeza.
Acompañar es dar testimonio de las luchas de otros; no de
juzgar o dirigir esas luchas.
Acompañar se trata de caminar al lado; no de conducir o
ser conducido.
Acompañar se trata de descubrir los dones del silencio
sagrado; no significa llenar con palabras cada momento.
Acompañar al que sufre se trata de quedarse quieto y en
silencio; no de querer moverse frenéticamente hacia adelante.
Acompañar se trata de respetar el desorden y la
confusión; no de imponer orden y lógica.
Acompañar se trata de aprender de otros; no de
enseñarles.
Acompañar se trata de tener una actitud de amorosidad y
no de expertos.
Alan Wolfelt
No hay comentarios.:
Publicar un comentario