110. El hilo
Este es el
trabajo para un meditador: encontrar el hilo.
El mundo se encuentra en un flujo constante, es como un río, fluye, pero
detrás de todo ese flujo y cambio debe haber un hilo conductor que mantiene todo
unido. El cambio no es posible sin algo que permanezca absolutamente inmutable.
El cambio solo puede existir en un elemento de no cambio, de lo contrario las
cosas se desmoronan.
La vida es como una guirnalda: no veis el hilo que corre entre las flores,
pero está ahí, manteniéndolas unidas. Si no estuviera, las flores se
desmoronarían; habría un montón de flores pero no una guirnalda. Y la
existencia no es un montón, es un patrón muy bien trazado. Las cosas cambian,
pero existe algún elemento inmutable que mantiene una ley cósmica detrás de
todo. Esa ley cósmica se llama sadashiva, el Dios eterno, el Dios atemporal, el
Dios inmutable. Y ese es el trabajo para un meditador: encontrar el hilo.
Solo hay, dos tipos de personas: una queda demasiado cautivada por las
flores y olvida el hilo. Lleva una vida que no puede tener un valor o un
significado duraderos, porque sin importar lo que haga, se desvanecerá. Hoy lo
hará, mañana no estará. Será alzar castillos de arena o botar barcos de papel.
El segundo tipo de hombre busca el hilo y dedica toda su vida a aquello que
siempre permanece; jamás es un perdedor.
Osho
No hay comentarios.:
Publicar un comentario